Hoy, hablaremos de cómo dejar de ser perfeccionista. Este es un hábito que, aunque para algunos es una virtud, en realidad, se convierte en una trampa capaz de limitar tus logros y tu crecimiento personal y profesional.
El perfeccionismo puede ser paralizante y mantenerte estancado, con miedo a probar cosas nuevas porque te aterroriza cometer un error. Pero la realidad es que equivocarse es parte del ser humano.
Por eso, lo ideal es aprender a reconocer cuándo estamos siendo demasiado obsesivos con la perfección. Sigue leyendo y conoce las herramientas y técnicas que te permitirán soltar la presión y apreciar tu progreso.
Contenido
¿Qué es el perfeccionismo?
El perfeccionismo es la tendencia a ponernos metas excesivamente altas o poco realistas, creyendo que, así, alcanzaremos el reconocimiento, la felicidad y el éxito.
En lugar de enseñarnos, genera malestar, preocupación, decepción y constante sensación de fracaso.
Además, los perfeccionistas quieren dar la imagen de que todo está bajo control y son capaces de lograr resultados impecables en todo lo que hacen. Pero esta necesidad solo los aleja más de la verdadera satisfacción.
¿Cuál es el verdadero problema con el perfeccionismo? Básicamente, que es poco probable, ya que los errores son inevitables y los resultados son subjetivos.
Lo que tú ves como un triunfo puede no serlo para otros. Esto lleva al perfeccionista a estar atrapado en un círculo vicioso donde nunca se siente satisfecho con los resultados, sin importar cuánto se esfuerce.
¿Cuál es la diferencia entre el perfeccionismo y la excelencia?
Aunque, en cierto modo, pueden relacionarse, el perfeccionismo y la excelencia no son lo mismo.
La excelencia busca los mejores resultados posibles. Lo anterior, entendiendo que los errores son parte del camino e, incluso, indispensables para aprender.
En el perfeccionismo, los errores no son aceptables, por lo que los resultados nunca están a la altura de las expectativas.
En resumen, la excelencia es dar lo mejor, aprender de los errores y crecer, mientras que el perfeccionismo es una obsesión por ser impecable.
¿Cuáles son las consecuencias de ser perfeccionista?
El perfeccionismo parece inofensivo y hasta deseable al principio. Después de todo, ¿quién no quiere hacer un buen trabajo?
Aun así, no tener un equilibrio en nuestra visión de la perfección afecta distintos aspectos de nuestras vidas; por ejemplo:
- Estrés constante: sentir siempre que no haces lo suficiente.
- Sensación de fracaso: los resultados nunca son los esperados.
- Baja autoestima: la autocrítica implacable puede dañar tu confianza y hacerte sentir insuficiente, aun cuando logras grandes cosas.
- Tareas inconclusas: posponer las cosas por temor a no cumplir las expectativas propias y las de terceros.
- Agotamiento: a causa de intentar conseguir lo imposible.
- Problemas para relacionarse: ser demasiado crítico genera conflictos inter e intrapersonales.
¿Cómo afecta el perfeccionismo a los estudiantes?
Los estudiantes pueden ser especialmente vulnerables al perfeccionismo. Con la presión académica y social, es fácil caer en la creencia de que solo un resultado sobresaliente es aceptable.
Para un perfeccionista, obtener una buena calificación está por encima de la calidad de los conocimientos adquiridos, lo que se traduce en:
- Problemas para tomar decisiones: desde elegir una carrera o un curso hasta redactar un ensayo o presentar un trabajo. Todo por temor de tomar la «decisión incorrecta».
- Miedo al fracaso: es un obstáculo para tener nuevas experiencias y limita el desarrollo personal y académico.
- Procrastinación: muchos estudiantes posponen el comienzo o la finalización de sus tareas, lo que resulta en estrés de última hora y en trabajos incompletos.
¿Cómo puedo dejar de ser tan perfeccionista?
A continuación, te compartimos algunas estrategias que te servirán para dejar a un lado el perfeccionismo y adoptar un modelo más saludable:
- Acepta que la perfección no existe. Los errores son inevitables y forman parte del aprendizaje, cambia tu enfoque de «todo o nada» a uno donde valores el progreso.
- Aprende a vivir con la incertidumbre, te ayudará a reducir la ansiedad. Acepta que no siempre puedes controlar los resultados y eso está bien.
- No todas las tareas necesitan el mismo nivel de perfección. Prioriza y establece metas alcanzables en tiempos realistas.
- Sé amable contigo mismo. Reconoce que hiciste lo mejor que pudiste en ese momento y aprende de la experiencia; así, el miedo desaparecerá poco a poco y recuperarás la confianza en ti.
- Si te sientes agobiado por la idea de dejar de ser perfeccionista, empieza con pequeños cambios; por ejemplo:
- Pon un límite de tiempo para completar una tarea y comprométete a cumplirlo, sin importar si crees que podría mejorarse.
- Al finalizar el día, haz un resumen de tus logros y celebra los avances.
- Expresa tus preocupaciones en voz alta, esto te ayuda a verlas desde una nueva perspectiva.
- Considera trabajar con un terapeuta o con un coach que te proporcione herramientas específicas para superar el perfeccionismo.
La respuesta a cómo dejar de ser perfeccionista no es tan sencilla; en especial, si, toda la vida, has creído que es lo único aceptable.
Lo importante es entender que esto no significa renunciar a la excelencia o conformarse con la mediocridad. Se trata de encontrar un equilibrio saludable entre el esfuerzo y la aceptación, entre la ambición y la autocompasión.
Al liberarte de esa necesidad de control, podrás disfrutar el proceso, abrazar tus imperfecciones y alcanzar tus metas con mayor serenidad y satisfacción.
Así que no les des más a largas a ese sueño que tienes en mente de ese hace tanto. ¿Quieres vivir en el extranjero? ¡Adelante! No debes tener todo resuelto.
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Atrévete a dar el primer paso y descubre todo lo que te espera al otro lado del perfeccionismo. ¡El aprendizaje es inigualable!
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